La narrativa de Safety Last! incluye todos los ingredientes estándar de una característica de Harold Lloyd: el joven emprendedor tratando de hacer el bien, su lucha por conseguir una vida mejor, para ofrecer una mejor situación a sus seres queridos, adversidades y, finalmente, una situación desafiante que él debe, gracias su ingenio, vencer. Y si bien estas características, de sobra conocidas, no pierden efectividad, principalmente por el encanto de Lloyd y por verse coronadas con la temeraria secuencia en las alturas del edificio. La película ofrece una gran cantidad de inteligentes secuencias de comedia visual donde Lloyd luce todo su talento, desde aquella en que intenta abordar un tranvía atiborrado de pasajeros, hasta aquella en que atiende a la multitud de caprichosas mujeres en la tienda que, enloquecidas se abalanzan sobre las telas que el joven empleado trata de mantener en orden. Además de ser la comedia por excelencia de Harold Lloyd, Safety Last!, es también una de las películas mudas americanas más importantes. No solo define el trabajo de un destacado comediante y cineasta, sino que también indica cómo una película realizada hace más de 90 años aún puede provocar la misma reacción de la audiencia que cuando se estrenó inicialmente.